Historias de reportero

Peña Nieto y sus impresentables
Carlos Loret de Mola

Ahora sí está pasando algo y está pasando hasta en las encuestas. Aquellas líneas planas de electrocardiograma de muerto comienzan a mostrar variación e inyectan emoción a la contienda presidencial: hoy inequívocamente Enrique Peña Nieto está bajando y Andrés Manuel López Obrador está subiendo, aunque la distancia entre uno y otro sigue muy amplia. En eso coinciden prácticamente todas las mediciones.
El efecto es atribuible a la buena racha por la que pasa la campaña del candidato perredista, animada sobre todo por las protestas estudiantiles contra el puntero de la contienda. El temor al regreso del PRI ha despertado en sectores de la sociedad que lucían apagados frente a la apabullante posición de Peña Nieto en las preferencias electorales.
Peña Nieto no ha leído bien el momento. Su primera reacción tras el episodio de la Ibero fue sacar un spot donde prometía gobernar para todos. El electorado que no le quiere no cree en ésa ni en ninguna de sus promesas. Luego lanzó el manifiesto donde se comprometía a gobernar como no lo ha hecho el PRI en ningún lado: respetando los derechos humanos, con transparencia en el gasto publicitario. Más promesas que su electorado adverso no compra.
Lo hemos apuntado en otras “Historias de Reportero”: el “regreso” del PRI no se cimenta en una depuración interna ni en un acto de contrición sino que simplemente se alimenta del fracaso de las otras opciones representadas por PAN y PRD.
La gente que marcha, tuitea y debate contra Peña Nieto lo hace por un argumento que el candidato no ha logrado combatir: el PRI que viene es el mismo de siempre, el de la corrupción, el de la ratería, el de las transas, el del abuso, el de las restricciones a la libertad de expresión.
Hace una semana, entrevistado en Tercer Grado, Peña Nieto no se deslindó de ese PRI que lo arropa en campaña y con ello mandó a quienes lo repudian un mensaje equivocado, el de la complicidad, de la defensa de lo indefendible, de los impresentables: se montó en la PGR para exonerar a Arturo Montiel, ante Elba Esther Gordillo se declaró respetuoso de que cada sindicato elija a sus dirigentes y que “corresponde a los agremiados del sindicato definir el destino de La Maestra”, lo mismo frente a Carlos Romero Deschamps; “una relación de respeto” con Carlos Salinas de Gortari, que “como cada expresidente ha sido señalado por sus aciertos y sus errores”, “cordialidad” con Humberto Moreira.
Lo más que pidió a cada uno fue que responda mejor ante sus acusaciones. Tibio. Muy tibio frente a la exigencia de condena, deslinde, repudio a las prácticas más detestadas por la sociedad. Hay muchos que declaran que van a votar al PRI por aquello de que “son corruptos pero eficaces” y por tanto habrán descontado a “Los Impresentables” como parte del paquete, pero esos ciudadanos no son los que hoy gritan desencantados e incrédulos ante el regreso del PRI de ensueño que borda Peña en discursos demagógicos, y que le están costando puntos en las encuestas. A ellos no los ha leído bien.

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