En la Mira /Héctor Estrada /¿Por qué es importante la agenda de ERA en los Altos de Chiapas?

Durante seis días el candidato de la coalición Juntos Sigamos Haciendo Historia en Chiapas, Eduardo Ramírez Aguilar, recorrió los municipios de la región Altos de la entidad, que se han mantenido como polvorines en combustión constante durante los últimos años; y las proyecciones para la región, incluso desde antes de la elección, lucen mucho más alentadoras de lo que se esperaba.
La decisión de Ramírez Aguilar para recorrer de primera instancia a otra de las conflictivas zonas de la entidad indudablemente responde al mismo objetivo de lo hecho antes en Comalapa y Chicomuselo: hacer patente su hoy evidente convicción para encarar a los principales puntos de conflicto, sin cortapisas.
Y es que, la agenda programada para los primero 15 días de campaña contempló a municipios como Chenalhó, San Cristóbal de las Casas, Chanal, Chalchihuitán, San Juan Cancuc, Tenejapa, Huixtán, Chamula, San Andrés Larráinzar y Zinacantán, donde se reunión con los principales liderazgos indígenas y se sometió a eventos públicos, pese a los riesgos y antecedentes conocidos.
Sin embargo, lo más importante tuvo que ver con la construcción de acuerdos. Por ejemplo, en el convulso Oxchuc, donde la disputa poselectoral no ha permitido consumar la elección por usos y costumbres, los líderes de las 143 comunidades y los 25 barrios se comprometieron a permitir la realización de los comicios el próximo 2 de junio, abriendo la puerta a posibles acuerdos de otra índole.
El asunto no es menor. Esa región Altos de Chiapas ha vivido inmersa durante los últimos ocho años en un ciclo de violencia política constante que ha terminado por contaminarse del crimen organizado. La disputa entre cacicazgos y comunidades opositoras han dejado como saldo cientos de muertos y miles familias desplazadas por el miedo y las expulsiones violentas.
De acuerdo a datos del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas, del año 2010 al 2021 se registraron aproximadamente 14 mil 476 mil personas desplazadas en la entidad. Se trata de una problemática agudizada durante la última década, registrando los principales casos de expulsión masiva justo en los municipios de Chenalhó, Chalchihuitán y Aldama, donde las disputas de recrudecieron.
Ahí es precisamente donde radica la importancia de la agenda electoral en los Altos de Chiapas como prioridad. Por eso lo relevante del discurso de Eduardo Ramírez repetido en cada municipio visitado, donde expresó su convicción de convertirse en un interlocutor permanente para impulsar la reconciliación y retornar la paz en la región, incluso evocando algunos de los principios defendidos antes por Samuel Ruiz.
Al final de cuentas el tema no podía estar fuera de la las agendas electorales en Chiapas. Es un asunto que sigue ahí, sobre las mesas de los tres niveles de gobierno, sin resolver. Evadir la zona por los riesgos obvios durante las campañas se hubiera convertido en un desalentador mensaje de desinterés, que expresaría bien la agenda futura sobre el tema. Porque la región exige compromisos contundentes de gestión más allá de los discursos y los “esfuerzos de escritorio” para retornar pronto la ansiada reconciliación y gobernabilidad que reclama dicha región… así las cosas.

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