Francia: la batalla que viene

Alberto Aziz Nassif

Resulta interesante observar los resultados de la primera vuelta electoral en Francia, no sólo por las novedades de esos sufragios, sino porque el contraste con México en 2006 es abismal en múltiples sentidos.

Por primera vez una mujer, Segolene Royal, candidata del Partido Socialista, pasa a la segunda vuelta para disputar la presidencia del país. Esta novedad oxigenó el tradicional clima machista de la alta política francesa. Desde las elecciones primarias, cuando Segolene derrotó a los candidatos más fuertes de su partido, Laurent Fabius y Dominique Strauss-Khan, se registró un cambio. Además, lo que parecía ser una contienda para la primera vuelta básicamente entre dos, Nicolas Sarkozy, el candidato de la derecha postulado por el partido Unión por un Movimiento Popular (UMP), y la candidata de la izquierda socialista, se convirtió en una diputa entre tres, porque Francois Bayrou, el candidato de «extremo centro», se metió a la pelea y durante la campaña llegó a ubicarse en un tercer sitio, muy cerca de Segolene Royal.

El otro contrincante que apareció con más de dos dígitos en la intención del voto fue Jean-Marie Le Pen, conocido por su ubicación de extremo derecha, tanto por su xenofobia como por su racismo. Célebre candidato, no sólo porque en el 2002 pasó a la segunda vuelta tras derrotar al socialista Lionel Jospin, lo cual obligó a que los franceses cerraran filas con Jacques Chirac, que ganó en la segunda vuelta con 85%. Hubo también otros ocho candidatos con preferencias minoritarias.

Días antes de las elecciones las encuestas señalaban que había un candidato seguro para la segunda vuelta: Sarkozy. Pero que el otro estaba en duda entre Segolene y Bayrou. El domingo pasado se quedaron sólo los dos candidatos punteros: Sarkozy, que tuvo 31.1% de la votación, y Royal, que alcanzó 25.8% de los votos. Bayrou obtuvo 18.5% y Le Pen 10.5%. Ahora todas las fuerzas se definirán por una de las dos opciones para la segunda vuelta que tendrá lugar el próximo 6 de mayo.

El sistema francés se caracteriza por mecanismos electorales que hoy en México estamos obligados a discutir. En primer lugar está el sistema semipresidencial en donde hay dos figuras, el presidente y el primer ministro. Los poderes presidenciales tienen una parte compartida con el Congreso porque el órgano legislativo tiene que aprobar el nombramiento que haga el presidente del primer ministro, lo cual depende de las mayorías y alianzas.

Este mecanismo ha llevado a Francia a tener el fenómeno de la cohabitación, porque las dos figuras pueden ser de diferente partido, que es parte de los poderes compartidos. Este fenómeno tuvo su primera experiencia en 1986 cuando la centro-derecha ganó las elecciones parlamentarias y el socialista Francois Mitterrand era presidente. En 1997 hubo cohabitación entre Chirac y Jospin. Otro rasgo es la segunda vuelta que se realiza entre los dos punteros cuando en la primera ronda no se alcanza una mayoría; entre los dos procesos sólo median dos semanas.

Pero quizá la parte más importante para México sea el modelo de campañas y medios: se trata de campañas cortas; los partidos y candidatos tienen sólo unos cuantos días para estar en los medios, y sólo pueden hacer uso del tiempo público que se les asigne: está completamente prohibida la compra de tiempos en medios; además el reparto es completamente equitativo entre todos los candidatos. Si este modelo francés se adoptara en México cambiaría de raíz la forma de hacer política y de organizar elecciones en nuestro país. Por ejemplo, para la segunda vuelta los dos candidatos punteros realizarán un debate el próximo 2 de mayo, quizá como el acto más relevante de la campaña.

Esta elección se definió también por proyectos. En la centro-derecha Sarkozy se apunta con un perfil conservador de liberalismo económico y nacionalismo, con propuestas de reducción de impuestos, privatizaciones y una abierta flexibilización del mercado laboral. Una de sus propuestas más polémicas ha sido la de crear un Ministerio de la Inmigración para regular los flujos migratorios. Sarkozy fue el duro ministro del Interior que enfrentó los disturbios del 2005 en la periferia de París.

El otro proyecto lo encabeza Segolene, y propone una reforma constitucional para impulsar una democracia más participativa, darle mayor protagonismo a las regiones, reforzar el parlamentarismo y acotar la acumulación de cargos de elección. En la parte económica hay un paquete social para mantener la jornada de 35 horas, aumentar las pensiones y fijar un salario mínimo de mil 500 euros al mes. Segolene fue la primera mujer presidenta de una región cuando ganó en 2004 en Poitou-Charentes (El País, 17/IV/2007).

Las elecciones del pasado 22 de abril se dieron en un contexto de incertidumbre. El eje de una competencia entre izquierda y derecha se había desdibujado, y varios antecedentes afectaban el ánimo y los cálculos de los votantes: desde la traumática elección del 2002, en la que el socialismo fue derrotado por la extrema derecha; los dos procesos del 2005; el triunfo del «no» en el referéndum sobre la Constitución Europea y las terribles revueltas en los suburbios de París. Esta incertidumbre se expresó en el elevado porcentaje de indecisos que llegó a 40% antes de la primera vuelta.

El domingo pasado hubo un universo de 44.5 millones de votantes y los resultados de la primera ronda mostraron a una sociedad ampliamente participativa: 85% de los ciudadanos acudió a las urnas. A pesar de la gran incertidumbre que había antes de los comicios, de nueva cuenta las preferencias quedaron alineadas en el eje de la izquierda y la derecha, con lo cual quedó atrás el fantasma del 21 de abril del 2002, cuando Le Pen superó a Jospin por un pequeño porcentaje.

Los primeros sondeos le dan a Sarkozy una ventaja para la segunda vuelta que oscila entre 52% y 54%; sin embargo, Segolene Royal está en la pelea. Todo va a depender de la fuerza de las alianzas y, sobre todo, del voto del centro que apoyó a Bayrou. Sin duda, el debate será también un factor importante para definir el voto de los indecisos. El próximo 6 de mayo Francia decidirá entre la izquierda y la derecha

Investigador del CIESAS

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