La feria de Minería registra un arranque lento en su primer fin de semana

 

La edición 44 de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM) tuvo un “arranque lento” en su primer fin de semana, refirieron asistentes y expositores en el encuentro que concluirá el 6 de marzo.

Durante el mediodía y la tarde de este domingo, el recinto universitario recibió menor cantidad de público en comparación con ediciones anteriores a la pandemia de covid-19. Sin embargo, de acuerdo con algunos encargados de editoriales presentes, las ventas han mostrado mejor resultado.

Por otro lado, el Fondo de Cultura Económica (FCE) informó que en su venta de libros denominada Tendido de Libros, que se instaló en el Palacio Postal (Tacuba 1, esquina con Eje Central Lázaro Cárdenas), en su primer fin de semana, del 24 al 26 de febrero, “tuvo muy buen aforo de público y fue una gran experiencia para la institución”.

Salvador Cristerna, responsable de prensa de la editorial del Estado mexicano reiteró que, como dijo su director, Paco Ignacio Taibo II, la ausencia de ese sello de la FILPM se debió a que “se encareció mucho el coste del espacio y no podían pagarlo, ya que el FCE apuesta por libros baratos”.

Tendido de Libros, del 3 al 5 de marzo

En tanto, Taibo II impartió ayer una charla sobre el escritor y político liberal mexicano Guillermo Prieto y filatelia, en la sede del Tendido de Libros, que volverá a instalarse en el edificio de correos el 3 (de 10 a 17 horas), 4 y 5 (de 10 a 16 horas) de marzo.

En Minería, Édgar Galindo, responsable en uno de los estands de Penguin Random House, opinó que entre los factores que posiblemente afectaron el inicio de la FILPM se hallan la ausencia de sellos editoriales, el cobro de la entrada y una marcha que se realizó ayer en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

Alrededor de las 13 horas no se veían las filas en la taquilla o el nutrido número de visitantes que eran normales en ediciones anteriores. En el interior se notan espacios vacíos en casi cualquier rincón del histórico edificio universitario. Incluso, se escuchaba el gorjeo de algunas aves o se colaban las notas de la música callejera.

Galindo contó a La Jornada que la expectativa en cuanto a número de compradores quedó corta con relación a otras ediciones de esta feria y a encuentros editoriales posteriores al confinamiento impuesto por la emergencia sanitaria, como la del Zócalo capitalino.

El primer sábado, continuó el empleado del consorcio, hubo menos personas de las que esperaban, y a las 18 horas ya estaba vacío, no como en ocasiones anteriores en que a las 21 horas no podían cerrar por las filas de compradores.

En los módulos de la planta baja, la cifra de personas revisando títulos variaba de cinco a unas 80, como en el de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde uno de sus empleados refirió que en la venta están arriba con relación a momentos anteriores a la pandemia. Dijo que la ausencia del FCE ha hecho que esta sea “una feria rara”, además de que se “está volviendo vieja y cara para los expositores”.

Una familia narró a este diario su experiencia como asiduos visitantes de este encuentro. Ahora notaron que hay menos concurrencia y editoriales, pero no pierden el entusiasmo: “Nos encanta venir; siempre traemos nuestro listado de títulos. Todo mundo debería asistir”.

Entre los cuatro integrantes, llevaban alrededor de una veintena de títulos de los sellos Planeta, UNAM, Penguin Random House, Zorro Rojo; de autores como Albert Camus, Neil Gaiman y Esquilo.

Expresaron su molestia porque en dos de los grandes estands donde adquirieron libros se les trató con “discriminación”, pues dudaron que hubieran pagado sus ejemplares, de los cuales ya tenían comprobantes. Quizá fueron vistos con “cara de rufianes”, y recibieron un mal trato por que los “estereotiparon”.

Otra familia contó que vienen a este encuentro para completar los libros que desean, pues ya traían una bolsa repleta con textos del FCE (que adquirieron en el Palacio Postal, donde se encuentra el Tendido de Libros de esa editorial). El padre contó que venían por ejemplares de sellos específicos, como Siglo XXI, en temas de sociología y economía.

El más joven mostró su relación impresa de unos 20 títulos a los que aspiraba, entre ellos, José Emilio Pacheco, Yukio Mishima, Luis Villoro, Ozamu Dazai, Franz Kafka, Levi Straus, Max Stirner, Philip K. Dick y Daniel Paul Schreber.

Por otra parte, uno de los vendedores de la editorial Itaca indicó que la venta de sus títulos ha tenido un repunte respecto de los años anteriores, pues tienen “lectores perfilados” que ya los conocen y saben qué títulos desean, por ejemplo, sus más vendidos son Maíz, transgénicos y trasnacionales, de Silvia Ribeiro; El discurso crítico de Marx, de Bolívar Echeverría, y Tesis sobre la historia, de Walter Benjamin.

Las charlas en los salones de la FILPM esta jornada incluyeron poesía de Carlos Pellicer, Xavier Villaurrutia, Eduardo Lizalde y Wislawa Szymborska; relatos inéditos de Elena Garro; reflexiones en torno a los derechos de la mujer, organización social, el golpe de Estado en Bolivia, la historia de Baja California Sur y de la prensa mexicana, así como temas de salud y la presentación del título El socialismo no llegará en bicicleta. Una oferta cultural amplia.

 

Con información de LA JORNADA

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