Empresa

¿Y si Argentina nos gana?
Alberto Barranco

De entrada, el gobierno desoyó los llamados del país del cono sur para renegociar los términos del intercambio después de que Brasil, otra de las naciones en concierto, hiciera lo propio.
Como recordará usted, éste exigió y logró que se limitaran los flujos de ingreso libre de aranceles de automóviles mexicanos a sus fronteras, fijándose cuotas para un horizonte de cinco años.
Rebasadas éstas, los vehículos recibirían un trato arancelario igual al de las naciones con que no se han firmado acuerdos de libre comercio.
¿Brasil sí y yo no? preguntaría la presidenta Cristina Kirchner, alegando discriminación ante la Organización Mundial de Comercio, la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi) o las Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo (Unctad) a que acudiría México.
Más allá, Argentina señala que el trato con Brasil la colocó en situación riesgosa, dado que la producción exportable de México se desviaría a sus fronteras.
El decreto firmado por el gobierno argentino y publicado en el “Boletín Oficial” señala textualmente que “al limitarse el comercio entre la república federativa de Brasil y México se favorece el desvío del flujo comercial hacia los otros países del área de libre comercio, entre ellos Argentina como mercado más grande”.
Y más: “(El escenario) constituye una amenaza de daño grave, inminente e irreparable a los fabricantes de productos automotores argentinos, afectando al desarrollo de las inversiones presentes o futuras del sector en el territorio de nuestro país”.
Se diría que, acorralado por las críticas de tirios y troyanos ante lo que se consideró negociación entreguista con Brasil, el secretario de Economía, Bruno Ferrari, decidió ya no moverle en el caso de Argentina.
Lo cierto es que detrás de las inconformidades de Brasil y Argentina está el crecimiento espectacular del potencial exportador automotriz mexicano.
Colocado en escena el llamado ACE 55 el primero de enero del 2003, hasta hace dos años la ganancia era para las contrapartes, en aquel entonces incluida Venezuela, quien abandonó en el 2004 el escenario por motivos más políticos que comerciales.
De hecho, ese mismo año el Banco de México realizó un amplio estudio en que se alertaba al país de desaprovechar el escenario, colocada la mira en Estados Unidos.
El año pasado nuestro país exportó a Argentina vehículos por un valor global de 942 millones 465 mil dólares, e importó a su vez automóviles argentinos por 265 millones 300 mil.
El superávit en la balanza comercial a favor de México, o si lo prefiere el déficit de Argentina, pues, fue de 677 millones 165 mil dólares.
Sin embargo, el diferencial es mayor con Brasil. Mientras el gigante del Cono Sur le vendió a su vecino vehículos por 8 mil 52 millones 863 mil dólares, le compró mercancía similares por 7 mil 72 millones 280 mil dólares.
El déficit de Argentina fue de 980 millones 583 mil dólares.
Con el dato en la mano el Consejo Coordinador Empresarial señala que en tal caso el país de la Casa Rosada debió romper primero con Brasil.
Lo cierto es que el punto toral del asunto es que el país desoyó una y otra vez las advertencias de Argentina de salirse del acuerdo si no había una negociación que permitiera limitar el flujo.
País proteccionista, dice la ira de los fabricantes de vehículos en México.
BALANCE GENERAL
Lanzada las fanfarrias al vuelo por los organismos empresariales ante la aceptación de Estados Unidos para que México negocie su incorporación a la Alianza Transpacífica (TPP por sus siglas en inglés) integrada por nueve países, hete aquí que la posibilidad tenía sus asegunes.
Entre las condiciones planteadas por el país vecino está la homologación de los registros de medicinas que se realicen en allende el Bravo para comercializarse en México, sin que éste haga lo propio.
El fármaco, pues, que obtenga su registro sanitario por la autoridad de Estados Unidos se vendería libremente en las farmacias del país.
Haga de cuenta la impugnada homologación de las normas para productos eléctricos y electrónicos que pactó la Secretaría de Economía con los Estados Unidos, cuya luz verde discute la Suprema Corte a petición del Senado, quien planteó una Controversia Constitucional.
De hecho, la semana pasada se realizó un cónclave con la industria farmacéutica para notificarle la novedad.
Las caras largas aún no se agotan.
PROFUTURO EN LA PELEA
Descartada la posibilidad de que Banorte peleé por la administradora de fondos para el retiro de Bancomer en venta, quien se perfila como el gran postor es la Afore Profuturo de Alberto Bailleres.
El monto en que se cotizarían las acciones de la intermediaria propiedad del Banco Bilbao-Vizcaya Argentaria, es de mil 500 millones de dólares.
El banco de Roberto González Barrera, que encabeza Guillermo Ortiz, enfrenta dos obstáculos: la imposibilidad de que la Comisión Federal de Competencia le diera el sí a la operación, dado su alta concentración de cartera, tras fusionar a su causa a la Afore XXI del IMSS.
Más allá, parecería misión imposible que ésta, en afán de no diluirse, pudiera aportar los 750 millones de dólares que se reclamarían para seguir en la jugada.
SÓLO PARA GIGANTES
Concentrado el mercado cervecero en un puñado de gigantes, de consolidarse la compra del Grupo Modelo por la firma belga Anheuser-Busch InBev, ésta se reafirmaría como el número uno del planeta.
Modelo, principal productor de cerveza en el país, está sembrado como séptimo en el mercado internacional.
En la lucha por seguir en la pelea, el año pasado SAB Miller adquirió a la cervecera australiana Foster, pagando 10 mil millones de dólares.
Más atrás, la holandesa Heinecken se llevó a su causa a los grupos Cuauhtémoc y Moctezuma que integraban la división cervecera de Fomento Económico Mexicano.
El precio fue de 7 mil millones de dólares.
COMIDA DE CUATES
El lunes pasado, en el restaurante San Ángel Inn, exactamente de las 15 a las 16:30 horas, comían tranquilamente el presidente del Instituto Federal Electoral, Leonardo Valdés Zurita y el presidente del Partido Revolucionario Institucional, Pedro Joaquín Coldwell.
El árbitro y el capitán de uno de los equipos.

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