Comentario a Tiempo /Una mujer y dos hombres mexicanos, Premios Pulitzer 2024 /Teodoro Rentería Arróyave

El prestigiado Premio Pulitzer de Periodismo 2024, un premio reivindicatorio de su autor o mecenas, fue otorgado a tres mexicanos, a la escritora Cristina Rivera Garza en la categoría de “Memorias o autobiografía” y a los fotógrafos: Christian Chávez y Félix Márquez, colaboradores externos de la agencia Associated Press, AP.

Si bien es cierto que La Junta del Premio Pulitzer concedió el mayor número de reconocimientos a los diarios estadounidenses, The New York Times y The Washington Post, es de destacarse sus decisiones en favor de nuestros connacionales.

La Universidad de Columbia al anunciar este lunes 6 de mayo del 2024 a las ganadoras y ganadores de los Premios Pulitzer por su destacado trabajo publicado en 2023, puso especial énfasis en la mexicana Cristina Rivera Garza, quien con su novela “El invencible verano de Liliana”, quien obtuvo el primer sitio en la categoría de ‘Memorias o autobiografía’, y también de nuestros colegas foto reporteros, Christian Chávez y Félix Márquez.

“El invencible verano de Liliana” (Literatura Random House, 2021), según su autora, es un trabajo a cuatro manos en tanto parte del propio archivo de notas, cuadernos y cartas de su hermana menor, quien fue asesinada en 1990.

“Lo escribí con mi hermana, no tanto sobre ella sino con ella, gracias a la propia labor de Liliana como archivista de sí misma”, dice desde Berlín a Reforma la narradora y poeta originaria de Matamoros, Tamaulipas.

“Es muy difícil escribir sobre la violencia, especialmente si se quiere evitar revictimizar a la víctima o banalizar el dolor, o darle indebida atención a los perpetradores”, continúa. “Pero creo que con los papeles de Liliana pude, precisamente, poner la atención en ella, en el lugar que ocupó en el mundo y en el lugar que ha dejado vacío”.

Su emotivo trabajo para honrar la vida de su hermana, segada por “una violencia letal espeluznante” a manos de un exnovio prófugo de la justicia, tal como lo narra la autora, fue calificado por la institución creada en honor a Joseph Pulitzer como una mezcla de “memorias, periodismo de investigación feminista y biografía poética, unidos con una determinación nacida de la pérdida”.

Los Premios Pulitzer son premios por logros en el periodismo impreso y en línea, la literatura y la composición musical en los Estados Unidos de América. Fueron fundados en 1917 según las disposiciones del testamento Siciliano Joseph Pulitzer. La Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York está a cargo de su administración.

En su testamento, Joseph Pulitzer llamó a la creación de este premio con el objetivo de estimular la excelencia. Estos son los antecedentes que propiciaron la creación del Premio Pulitzer, un premio reivindicatorio. Pulitzer revolucionó la prensa estadounidense, promovió el profesionalismo del oficio de periodista, innovó elementos en los periódicos que hoy damos por sentados, tuvo el diario de mayor circulación en el mundo y hasta cierto punto fue «el inventor de los medios masivos de comunicación», según uno de sus biógrafos.

Sin embargo, no estuvo lejos de la polémica. El estilo escabroso y sensacionalista de los reportajes en sus publicaciones dieron origen al término «prensa amarilla», que se asocia con las prácticas periodísticas más cuestionables y, durante un breve pero crucial período, recurrió a lo que hoy en día llamaríamos «noticias falsas».

La mayor competencia que enfrentó vino de William Randolph Hearst, con su periódico New York Journal, y los dos magnates se trenzaron en una batalla por el dominio de sus diarios que no solo les costó -estaban perdiendo dinero a manos llenas- sino que seriamente comprometió los principios del periodismo que, al menos Pulitzer, alentaba en sus reporteros.

El foco fue la guerra hispano-estadounidense, en la que los dos editores publicaron noticias de flagrante negligencia periodística que salían de Cuba. Ambos fueron culpables de inventar historias diseñadas para echarle más leña al fuego y alentar a Washington a participar en la guerra.

Uno de los momentos de mayor vergüenza para Pulitzer sucedió cuando el Journal de Hearst preparó un reportaje sobre un coronel austríaco con el curioso nombre de Reflipe W. Thenuz, que combatía del lado español.

Los periodistas de The World se hicieron a la historia y la publicaron al día siguiente informando sobre la muerte del susodicho coronel. Cuando Hearst denunció el robo de la primicia, reveló que el nombre del coronel era un anagrama de «wepilferthenews» (nosotros robamos las noticias). «Cuando la guerra hispano-estadounidense estalló, atravesaba una profunda depresión porque su hija favorita había muerto y se estaba recuperándose en Georgia».

Al regresar a Nueva York, tras su recuperación, le puso freno a esos errores y estableció principios muy sólidos de periodismo, asegura el biógrafo.

No obstante, él sabía que su nombre siempre estaría asociado con el comportamiento de sus periodistas durante la guerra y sería «la mancha que su legado jamás superaría y que llevaría hasta la tumba».

Aunque no fue el creador, sí fue el precursor del «cuarto poder», como hoy se conoce a la prensa.

No fue sino hasta después de su muerte, en 1911, que la Universidad de Columbia aceptó presidir el Premio Pulitzer -entregado por primera vez en 1917- para lo cual dejó el dinero y el concepto, que era no sólo premiar el periodismo sino protegerlo. Es un premio reivindicatorio, que a través del tiempo es de gran prestigio.

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